Sin embargo, esta economía plateada colisiona ahora con una nueva forma de discriminación asociada a la edad de las personas: el edadismo. Se encuentra con la necesidad de derribar algunos mitos para poner en valor el poder que nos da contar con una población sénior cada vez más amplia. Tanto es así, que esta es ya una de las principales causas de exclusión social en Europa; casi la mitad de la población tiene comportamientos edadistas. Y se dan, sobre todo, en jóvenes.
“Es evidente que hay que tomar medidas para encaminar y a reducir el edadismo.” Así de contundente concluía Javier Isaac Lera su presentación del trabajo realizado por IDIVAL (Instituto de investigación sanitaria Valdecilla), durante el Seminario de Economía y Longevidad. En su intervención, Javier Isaac nos habló de la relación que existe entre el edadismo y el desarrollo de los sectores relacionados con la economía silver, dejándonos algunas conclusiones muy importantes.
Un freno para el avance de la economía
La visión negativa del envejecimiento no solo dificulta la inclusión de las personas mayores, empobreciendo su calidad de vida, sino que también obstaculiza el desarrollo económico de los sectores relacionados con la economía sénior y, con ello, el de la sociedad en su conjunto.
Los resultados de este trabajo nos desvelan dos imágenes claras. La primera dice que hacen falta más estudios, necesitamos más datos para ofrecer una visión profunda sobre cómo afecta el edadismo al crecimiento de nuestras economías. La segunda que, a pesar de ello, sabemos que lo hace de forma perjudicial y, aunque normalmente los cambios más profundos se deben a cuestiones estructurales, también es cierto que en aquellos países en los que los sénior se sienten menos discriminados, la economía está más desarrollada.
Debemos potenciar la economía silver, por el impacto que esta tiene en nuestra sociedad y porque, además, genera una serie de consecuencias positivas que contribuyen al avance de la economía en su totalidad. Fomentarla puede ser también un impulso para mejorar el empleo y el bienestar de todos los miembros de la sociedad, también de los más jóvenes.
Acabemos con el edadismo
Es crucial poner en práctica algunas medidas encaminadas a acabar con el edadismo, incentivando la investigación en esta materia y poniendo en práctica políticas que impulsen el talento sénior. A través de la educación, de iniciativas que fomenten el contacto entre jóvenes y mayores, mediante acompañamientos o cuidados y, por supuesto, con la colaboración público-privada.
Es necesario aunar los objetivos de todas las generaciones, de todos los grupos sociales, para reducir esta absurda discriminación que no nos deja crecer. Para remar, juntos y con fuerza, hacia una misma dirección.