Uno de cada cuatro sénior encuentra en el emprendimiento una forma de escapar del desempleo. Es cierto que muchos se deciden a dar el paso cuando encuentran la solidez y el tiempo necesarios para poner en marcha sus ideas, sin embargo, la realidad de los datos nos dice que ser autónomo es, en la mayoría de los casos, un refugio para los adultos mayores que quieren continuar con su carrera laboral. Que deciden que una edad, una cifra, no frenará sus ganas de producir.
Los sénior cuentan con experiencia, tienen los conocimientos y las habilidades, redes de contactos y el talento suficiente como para desempeñar cualquier función de la forma más adecuada, pero la edad sigue siendo un gran obstáculo a la hora de encontrar un empleo. Por eso, muchos se deciden a poner en marcha nuevos proyectos. Solo en España, ya hay 3,6 millones de sénior trabajando por cuenta propia, y cada vez son más los que se deciden a hacerlo. Con una visión mucho más holística de la realidad y un sentido más profundo del trabajo, la paciencia y el liderazgo, las tasas de éxito de las empresas creadas por mayores de 55 son muy altas, situándose por encima del 70%.
Estas son algunas de las conclusiones que nos deja el estudio que llevamos a cabo en el Centro de Investigación Ageingnomics, de Fundación MAPFRE durante el pasado año, el Mapa del talento sénior 2021.
Desempleo y edadismo laboral
Ya son más de 508.000 los mayores de 55 que no tienen trabajo, número que no ha dejado de crecer en los últimos diez años. Casi la mitad de los sénior llevan más de dos años en esta situación, en concreto 220.000, lo que significa el 43% de todos los desempleados pertenecientes a este grupo poblacional.
Los estereotipos, la falta de empatía y un diagnosticado edadismo laboral en nuestro país hacen crecer las cifras de parados y el abandono prematuro o forzado del mercado laboral. Las oportunidades de empleo se reducen y se incrementa esa necesidad de emprender por parte de un colectivo que quiere (y puede) seguir activo.
El trabajo por cuenta propia, una vía de escape para los sénior
Los autónomos sénior aumentan conforme la población ocupada cumple años y los sénior tienen una presencia mucho mayor. Los autónomos entre 55 y 59 años representan el 21,7% del total de fuerza laboral en ese tramo. Los de 60 a 64 años, el 25,1%. Un porcentaje que se dispara si hablamos del tramo que va desde 65 a los 69 años, donde casi el 50% ya es autónomo. Y mucho más si lo hacemos en los mayores de 70, donde solo el 25% tiene un empleo por cuenta ajena.
Cumplir años no debería significar dejar de trabajar, si no es lo que se desea, y el trabajo autónomo no debería ser una vía de escape, sino una elección. Las oportunidades tienen que ser las mismas para un colectivo que no solo siente ganas de seguir en el mercado laboral, sino que además cuenta con todas las habilidades necesarias y la capacidad de hacerlo en la mejor de las condiciones. Este mundo que compartimos está repleto de oportunidades para todos, solo tenemos que saber ayudarnos unos a otros a cumplir nuestros sueños. Tengamos la edad que tengamos.