Existen dos fenómenos sociales cuya convergencia amenaza con crear un problema muy importante en nuestro país. Por un lado, la profunda digitalización de la sociedad, que genera que cada vez más situaciones personales y profesionales tengan lugar a través de la red. Por otro lado, el envejecimiento de la población española, que provoca que cada vez haya más personas seniors en el país. Si bien los estereotipos edadistas acerca de las capacidades de estas personas para funcionar en internet son infundados, es una realidad que muchas de ellas deben recorrer un camino mayor para llegar a la destreza digital que los más jóvenes. La inacción social al respecto podría incrementar la brecha digital.
El pasado 26 de mayo,organizamos la jornada “Los séniors frente a la brecha digital” en las que, de la mano de expertos, se profundizó sobre las cuestiones que desgranamos a continuación.
La brecha digital: un problema de todos
La inversión de la pirámide demográfica aumenta la dependencia socioeconómica hacia los adultos mayores. Tanto su capacidad de consumo como su capacidad de producción serán cada vez más esenciales debido a una cuestión cuantitativa. Serán más. Y con un poder adquisitivo más potente que el de los jóvenes. Eso significa que la brecha digital, la falta de acceso o la dificultad de comprensión del entorno digital, privaría a los seniors del consumo y la producción digital, dos componentes fundamentales de la sociedad contemporánea española. Es algo que simplemente no podemos permitir que ocurra. Primero, por una cuestión de empatía y humanidad. Segundo, por beneficio de todos.
La situación actual de la brecha digital en España
En nuestro III Barómetro del Consumidor Sénior investigamos en detalle la frecuencia de uso del entorno digital por parte de los seniors, así como las actividades que más suelen realizar dentro de la red. La cifra, aunque mucho más elevada que en lustros anteriores, sigue siendo inferior a la de otros segmentos de edad: algo más del 70% de la población mayor de 55 años se conecta a internet, principalmente para informarse a través de los medios digitales, consumir contenidos multimedia, realizar operaciones bancarias y escuchar podcasts o la radio. Y aunque es una penetración esperanzadora, no podemos ni debemos olvidarnos de ese 30% que permanece ajeno a la red.
Y es probable que algunas personas seniors simplemente no deseen entrar en el mundo digital. Es legítimo. Las hay en todos los tramos de edad. No obstante, un 30% es un porcentaje lo suficientemente alto como para hacernos entender que muchas de estas personas encuentran dificultades particulares para acceder a este universo online. La falta de infraestructura tecnológica en casa. La ausencia de personas cercanas que le motiven a participar en la red -y por tanto a participar de la sociedad- debido a la soledad que atraviesan muchas. O el simple hecho de no haber tenido educación digital primaria que les permita seguir aprendiendo por sí mismas. Debemos hallar soluciones.
Posibles soluciones para combatir la brecha digital
Nunca nos cansaremos de repetirlo: las personas seniors mantienen una neuroplasticidad más que suficiente para aprender competencias digitales. Solo necesitan el contexto adecuado. En este sentido, una solución a la brecha digital es la promoción de formación digital tanto en el ámbito público como en el ámbito empresarial. Los profesionales seniors no caducan conforme surgen nuevas tecnologías: pueden actualizarse y sumar a esas nuevas habilidades una experiencia muy valiosa. Además, es importante que las compañías produzcan y utilicen dispositivos y programas con funciones de accesibilidad: aumento del tamaño de las fuentes, colores de alto contraste, narración…
Otra iniciativa que podría tener mucho impacto, tanto en los seniors como en los jóvenes, es la interacción intergeneracional: estos últimos pueden enseñar competencias a los primeros y al mismo tiempo nutrirse de su sabiduría. Por último, y mientras la población adulta mayor va adquiriendo capacidades digitales, es crucial que la sociedad mantenga elementos de apoyo como asistencia técnica informática o servicios de atención presencial personalizada en las empresas que complementen a los servicios de atención digital. Es tarea colectiva que la población sénior no quede aislada socialmente. El mundo digital es para todos. Debemos construirlo juntos.