Es una fórmula de hacer líquido el patrimonio inmobiliario. Está destinada a personas mayores con dependencia y casa en propiedad. Les permite abandonar su inmueble en propiedad y sufragar los gastos de la residencia o los cuidados con las aportaciones recibidas por el gestor del alquiler inverso.
La empresa que gestiona el alquiler anticipa cada seis meses los importes que necesita la persona solicitante. La deuda se va incrementando progresivamente y se va saldando con las rentas que obtiene la empresa poniendo en alquiler la casa. Si el alquiler solo cubre una parte de los importes que la empresa va adelantando, cuando la persona ya no necesite este servicio, bien sea porque ha mejorado, ha encontrado otra alternativa para pagar sus cuidados o ha fallecido, la empresa seguirá alquilando la vivienda hasta que toda la deuda esté saldada y cobrados los intereses establecidos.