Los datos del Instituto Nacional de Estadística muestran que la población española de 45 años o más supera cuantitativamente a la población menor de esta franja. Una realidad demográfica que obliga a las administraciones públicas, a las empresas que conforman el mercado laboral, a las instituciones y a la sociedad en general a tomar medidas adaptativas para afrontarlo. La fuerza laboral joven, por ejemplo, es menor cada año que pasa, lo que propicia huecos en el tejido laboral que están ocupando los trabajadores séniors. En Baleares, por ejemplo, casi la mitad de las personas que tienen trabajo o están tratando de encontrar uno tiene 45 años o más. Pero encuentran más desafíos que otros perfiles.
La segunda comunidad autónoma con mayor tasa de actividad sénior
La inversión de la pirámide demográfica, provocada por una muy baja tasa de natalidad y una gran esperanza de vida, se extiende en todo el país. La tasa de actividad de la población sénior crece conforme transcurren los años con independencia de la región. No obstante, en algunas comunidades, esta actividad presenta una especial relevancia. Y Baleares es una de ellas. En total, y como apuntan fuentes locales, existen en la comunidad 302.900 personas de 45 años o más activas, lo que supone el 47% del total en el archipiélago. Lo más importante, sin embargo, es el crecimiento de este segmento: lo hace a una media de 1,1 puntos porcentuales anuales.
Unas cifras que concuerdan con nuestro Ranking de territorios por la economía sénior, un estudio en el que analizamos indicadores oficiales de tanta relevancia como la propia demografía, la empleabilidad, la participación política o las infraestructuras públicas dedicadas a los séniors en las diferentes comunidades autónomas. Así, Baleares aparece en el informe como la segunda comunidad autónoma con mayor porcentaje de población sénior activa, solo por detrás de la Comunidad de Madrid. La tendencia, además, continúa al alza, y los expertos creen que para el año 2030, la población activa sénior en Baleares alcanzará el 55%. No obstante, y como decíamos, hay retos.
Los séniors baleares tienen más dificultades para acceder al empleo
La fuerza laboral boyante de este país ya no son los jóvenes. Por supuesto, siguen siendo una parte imprescindible del mercado laboral, pero el segmento poblacional disponible para el trabajo más amplio es el de las personas séniors. Y así lo muestran las tasas de actividad por edad de las diferentes regiones de España. Sin embargo, el porcentaje de paro de larga duración de los desempleados mayores de 45 años se acerca al 60%, muy por encima de la media general situada en el 47%. En Baleares, en concreto, 52.100 trabajadores séniors llevan años y años buscando un empleo sin éxito. Unos números que hablan de unos obstáculos añadidos para estas personas.
Sin embargo, estos obstáculos son meramente perceptivos: las empresas cargan una serie de prejuicios a partir de los cuales consideran que resulta de mayor provecho contratar personas jóvenes que personas séniors experimentadas. Entre ellas, la creencia de que estas últimas no tienen las capacidades necesarias para adaptarse a nuevas realidades tecnológicas, la idea de que son personas muy rígidas cultural y laboralmente y la percepción errónea de que son personas sin ambición ni ilusión por afrontar nuevos proyectos. El caso de las mujeres séniors es aún peor, pues sus carreras profesionales tienen menor reconocimiento social, y su porcentaje de desempleo de larga duración es mayor.
En este sentido, es una responsabilidad colectiva derribar todos esos estereotipos e incluir a las personas mayores de 45 años, y sobre todo a las mayores de 65 años, que afrontan los mismos desafíos intensificados, en todos los segmentos sociales. Después de todo, ya son una fuerza consumidora, productora y creadora muy potente. Dejarles fuera del mercado laboral implica no solo perder toda la experiencia y sabiduría que han desarrollado a lo largo de sus carreras profesionales, sino también disminuir profundamente la disponibilidad de talento ante la inevitable caída de la renovación poblacional. Por empatía hacia ellos y por necesidad de todos, deben participar en el presente y en el futuro.