El emprendimiento siempre es saludable para el desarrollo de un país. En términos generales, produce una generación de empleo para la comunidad, impulsa económicamente, fomenta la competencia entre negocios y en consecuencia la calidad de los productos y servicios, impulsa la carrera por la innovación y el avance tecnológico y, en general, contribuye al progreso de la sociedad. Pero todos estos beneficios, explica el profesor de emprendimiento de la Universidad del Sur de Dinamarca, Thomas Schøtt, se multiplican cuando son los empresarios séniors quienes deciden emprender un negocio. Aquí las claves de esta realidad:
Menos carga económica para el país
Los jóvenes pueden elegir entre el trabajo por cuenta ajena o el trabajo por cuenta propia, pero la inmensa mayoría de ellos no dispone de la opción de simplemente no trabajar. El caso de los seniors es diferente: muchos de ellos han alcanzado la edad de jubilación y podrían pasar directamente a un modelo de vida más pasivo en el que cobrar la pensión por jubilación y relajarse. No obstante, algunos necesitan sentirse activos y seguir aportando a la sociedad, por lo que deciden emprender un negocio, lo que beneficia al país de dos maneras diferentes. Por un lado, no consumen recursos públicos a través de la prestación por jubilación. Por otro lado, aportan a las arcas públicas vía impuestos.
Más probabilidades de generación de empleo
No todos los autónomos de este país contratan a trabajadores ni mucho menos. Existen muchos que han elegido la vía del trabajo por cuenta propia como un método de autoempleo. Sin embargo, también los hay que generan empleo para hacer crecer sus negocios poco a poco. En ese sentido, cuenta el propio Schott, autor del Informe Especial Global Entrepeneurship Monitor sobre Emprendimiento Sénior, los emprendedores mayores “tienen más probabilidades que los emprendedores jóvenes de emplear a más de cinco personas en sus negocios, por lo que no solo están generando autoempleo, sino que están creando nuevos puestos de trabajo“. Son un motor de prosperidad social.
Mayores inversiones en los negocios
Los seniors disfrutan de un poder adquisitivo mayor que muchos otros segmentos poblacionales. Esto les permite invertir mucho más en sus negocios e impulsarlos con más fuerza. No en vano, y según un estudio realizado por la Oficina del Censo y dos profesores del Massachusetts Institute of Technology (MIT), “en términos generales, un emprendedor de 50 años tiene casi el doble de probabilidades de iniciar una empresa extremadamente exitosa que uno de 30 años”. Además, un historial crediticio por lo general más sólido también les da acceso a una mejor financiación por parte de las entidades bancarias. En definitiva, su emprendimiento tiene cimientos más sólidos.
Menos costes en salud
La actividad física y mental ralentiza el deterioro del estado de salud. Al fin y al cabo, el organismo dedica recursos de mantenimiento a todas aquellas estructuras que siguen siendo utilizadas, mientras que abandona a aquellas otras que parecen no ser necesarias. En este sentido, los emprendimientos séniors alejan a estas personas de la vida meramente contemplativa y les permite seguir participando en un tejido laboral y social que les hace sentir vivos. Sus cuerpos y cerebros operan al 100%. Eso se traduce en mejores condiciones de salud y más satisfacción vital, lo que a su vez reduce el consumo de recursos públicos de salud. El emprendimiento de los séniors es para beneficio de todos.