La idea de que los mayores están drenando recursos de los jóvenes no es nueva, pero últimamente ha cogido fuerza a la luz de las estadísticas que demuestran la dificultad que tienen los menores de 30 años para acceder a una vivienda. La tesis de este supuesto atraco a las nuevas generaciones trae su causa en el imparable crecimiento del gasto de pensiones, como si este hecho fuese culpa de los séniors y no fruto del inevitable cambio demográfico o de decisiones políticas tomadas en años electorales.
También suelen repetirse otro viejo sofisma que no es otro que los mayores impiden que los jóvenes entren en el mercado laboral por su empeño en seguir activos y no retirarse. Esta idea se basa en una falacia muy extendida que considera que el número de empleos en una economía es fijo. El mercado laboral no es un juego de suma cero en el que si una persona encuentra empleo otra tiene que perderlo. De hecho, es más bien al contrario, un aumento de la ocupación genera su propia demanda, incrementa el PIB potencial y supone un acicate para la contratación de todos los estratos de la población. Al mismo tiempo, los datos en los países de referencia en dinamismo laboral en la OCDE indican una correlación positiva entre la evolución del empleo de los mayores y la de los jóvenes. Corea del Sur, Japón, Nueva Zelanda e Israel tienen las edades de jubilación efectiva más tardías de todos los países de la OCDE –todos por encima de los 70 años– y precisamente tienen menores tasas de desempleo juvenil. Grecia y España tienen las edades efectivas de jubilación más bajas y se encuentran, en cambio, entre los que más paro juvenil.
Los investigadores que hemos firmado la tercera edición del Mapa de talento sénior, a través de un amplio arsenal numérico, hemos contrastado la realidad laboral en España de los menores de 30 años con la de los séniores de 55 a 70 años. Pretendemos con este análisis participar en el debate público sobre la situación de ambos colectivos en España, defendiendo la necesidad de la colaboración entre las dos cohortes de edad. Al mismo Apostamos por la economía plateada, impulsada por el creciente consumo de los sénior, el margen de crecimiento de la aportación de los séniores al mercado laboral y las transferencias de los séniores hacia los colectivos más jóvenes, como motor de riqueza (y empleo) para ambos colectivos.
Pero para conseguir lo anterior es preciso desmontar una serie de falsedades muy presentes en el imaginario social. Por ejemplo, es sencillo desmontar con datos, el mito de que apenas hay trabajadores séniors en el mercado laboral ya que la mayoría se han retirado. La realidad es que son más de 4.600.000 los séniores en activo, siendo un 20% de la población activa y habiendo aumentado 2.000.000 desde 2008.
Otro embuste muy presente es que la mayor parte del mercado laboral la ocupan los jóvenes. Lo cierto es que los menores de 29 años son 800.000 menos que los séniores. Se han reducido en casi 2.000.000 los jóvenes activos desde 2008, y suponen un poco más de uno de cada diez activos.
Son muchas más las falsedades que se descubren con el análisis de los datos del III Mapa de Talento Senior. pero quiero terminar este artículo con la que vincula el fenómeno emprendedor con la juventud cuando la realidad es muy distinta ya que hay 1.000.000 de séniors autoempleados frente a algo más de 100.000 jóvenes. Los séniores que optan por ser autónomos son un 23 % del colectivo de mayores, en cambio los autoempleados de 25 a 29 años solamente suponen un 6%.
Con la verdad que aportan los datos defendemos una serie de actuaciones en materia de políticas públicas, pero también de cambio cultural en las empresas y los ciudadanos para conseguir que el cambio demográfico sea un dividendo para los jóvenes y los propios mayores. Algunas medidas urgentes a poner en marcha serían:
- Un régimen fiscal amistoso con los séniores que atraiga tanto a profesionales como a jubilados sénior internacionales en busca de un buen entorno en el que envejecer.
- El impulso de la economía sénior, favoreciendo la creación de empresas y la formación y empleabilidad de profesionales en las áreas de salud, cuidados, turismo, ocio, reformas y promoción inmobiliaria.
- El fortalecimiento del talento sénior y su permanencia en el mercado laboral. En España, los séniores se forman menos y tienen tasas de actividad hasta 20 puntos por debajo de la media europea.
Iñaki Ortega Cachón
Doctor en economía y consejero asesor del Centro de Investigación Ageingnomics de la Fundación MAPFRE