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Por qué debemos apostar por el empleo sénior
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09.15.2022

Hoy en día, estamos más que acostumbrados a tratar la problemática del paro juvenil. Nos preocupa y le damos voz. Sin embargo, ¿qué ocurre con el desempleo sénior en nuestro país? Factores como el edadismo, el rechazo del talento sénior a partir de una determinada edad y una marcada tendencia en torno al abandono temprano del mercado laboral, han conseguido que el número de desocupados entre este grupo no haya dejado de crecer durante la última década. Una cifra que casi se ha triplicado desde el año 2008, superando ya las más de 500 mil personas, entre las que más del 43% (220.000) lleva más de dos años buscando trabajo, sin encontrarlo.  

El desempleo sénior es una realidad muy alarmante, de la que apenas se habla. 

Cómo es el desempleo sénior en nuestro país 

En España ya hay más de 15 millones de séniors. Un tercio de toda la población de nuestro país la conforman las personas que tienen 55 años o más. Y, si nos enfocamos en los términos de empleo, de estos, sólo uno de cada cinco se encuentra activamente trabajando en la actualidad. 

Esta tendencia, además, se ve influida en diferente medida en función de la comunidad autónoma en la que nos encontremos. El desempleo es diverso en cada territorio de nuestro país. Y así lo confirman los datos del Ranking de territorios por la economía sénior, que hemos puesto en marcha desde el Centro de Investigación Ageingnomics, de la Fundación MAPFRE. 

Mientras en el País Vasco el porcentaje de parados sénior es tan bajo que casi alcanza el pleno empleo, con tan solo 6,08% de parados, muy seguido de la Comunidad Foral de Navarra, con un 7,01%, y La Rioja, con un 8,21%. Existen otros lugares en los que esta situación es completamente adversa. Entre ellos, Canarias, que lidera el ranking de desocupación entre este grupo etario, con más de un 20%, Extremadura y Andalucía, ambos con porcentajes superiores al 17%. 

Por qué debemos apostar por el empleo sénior

En un contexto en el que la esperanza de vida sigue creciendo, alcanzando valores que ya se encuentran por encima de los 80 años en hombres y los 83 en mujeres, y en el que, como consecuencia, la pirámide poblacional ha adoptado una forma invertida (que no tiene perspectivas de cambiar a largo plazo), es imposible que el mercado laboral pueda sostenerse si los mayores no aportan su fuerza de trabajo.

Por ello, es importante impulsar acciones que premien la inclusión del talento sénior en el mercado laboral y que garanticen un alargamiento de la misma. Así como de concienciación de la sociedad sobre la valía de este colectivo con independencia de su edad. Porque si no lo hacemos, tal y como sentencia El Mapa del talento sénior, estaremos cayendo en “el peligro de que se instale la idea de que superar los 50 años es no tener futuro laboral”. Una afirmación que, bien sabemos, no es para nada cierta.

Fomentar el empleo sénior es fomentar una sociedad en la que todos importamos. No perdamos ni un minuto más.