En la era de la inmediatez, el estrés se ha instaurado en nuestra sociedad con tal normalidad que casi podemos decir que conforma la patología más característica del siglo XXI. Tanto es así, que cerca del 60% de los españoles admite haber sufrido problemas de ansiedad a lo largo de su vida y un 34% revela haber tenido depresión. Ambas, son afecciones muy relacionadas con las consecuencias que tiene el estrés. Y estas son cifras que nos preocupan.
Al mismo tiempo, es cierto que empezamos a ser conscientes de ello y, cada vez más, valoramos la importancia de nuestra salud mental. Un aspecto que cobra especial relevancia en la etapa adulta, pues el estrés se intensifica y, con él, el riesgo de que sus síntomas evolucionen en otras patologías más graves. De hecho, más del 20% de las personas mayores de 60 años padecen algún trastorno mental, como puede ser la demencia o la depresión.
¿Qué es el estrés exactamente?
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define el estrés como “el conjunto de reacciones fisiológicas que prepara el organismo para la acción”. Es decir, se trata de una reacción de nuestro sistema biológico que, como método de supervivencia, nos alerta de la presencia de nuevos estímulos.
Sus causas están principalmente relacionadas con el exceso de trabajo, la preocupación por los estudios, los problemas (tanto de pareja, como de salud, familiares o económicos) o con experiencias traumáticas. Y se manifiesta en formas muy diversas, desde nerviosismo, hasta tics, dolores de cabeza o envejecimiento prematuro de la piel.
Sin embargo, hoy en día, aunque se habla mucho de él, pocos le otorgan una relevancia real y, una parte de quienes lo padecen, todavía no hacen nada para remediarlo. Por eso, el doctor Durántez nos propone en la Guía del antienvejecimiento. Jóvenes con canas, una serie de consejos muy útiles que nos pueden servir para relajar la mente y aprender a gestionar el estrés.
¿Cómo podemos combatir el estrés?
Lo primero que podemos hacer es trabajar en cambiar la actitud. El poder de la mente no tiene límites y, por ese motivo, es fundamental mantenerse optimista ante las adversidades y los cambios de la vida y tratar de mirar las cosas con una perspectiva positiva.
Una buena alimentación y mantenernos activos también ayudan. Debemos introducir en nuestras rutinas hábitos más saludables, entre los que se encuentren siempre una dieta sana y algún deporte (ya que es un antidepresivo natural). En este sentido, el yoga puede ser una buena opción, ya que refuerza el sistema inmune, mejora la flexibilidad y nos ayuda a controlar la respiración y la gestión del estrés.
Otra práctica que supone un gran beneficio es la meditación; pues no solo relaja la mente, sino que, además, aumenta la enzima que regula el envejecimiento biológico, reduce la tensión arterial, desarrolla la concentración y la atención, facilita el sueño, ayuda a dejar de fumar… Existen muchas aplicaciones para el móvil y videos en Youtube que pueden servirte para empezar en esta práctica.
Además, es crucial dejarse ayudar y acudir a un especialista, si nosotros mismos no somos capaces de controlar los síntomas del estrés y éste nos dificulta la vida diaria.
Y, por último, pero igual de importante, reír. Reír todo lo que podamos. La risa es uno de los mayores generadores de endorfinas, unos opiáceos naturales que producen efectos calmantes y analgésicos, generando bienestar en nuestro organismo. Además, produce serotonina, encargada de provocar la sensación de felicidad, y dopamina, un gran estimulante de nuestro estado de ánimo.
Y es que, ¿puede haber mejor medicina que reírse a carcajadas?