Adaptarse a la nueva realidad que se presenta hace necesario un impulso al desarrollo y aprendizaje continuo. Analizar las oportunidades de la economía del envejecimiento, incluso en esta era digital, pasa por incorporarlas en todo el proceso de transformación empresarial, la clave del éxito no radica en la tecnología sino en las personas. Durante este encuentro se incidió en que el reto es convertir en positivo las consecuencias del envejecimiento de la población.
No es la tecnología, sino el poder de transformación de las personas comprometidas con un proyecto el que decide el éxito o el fracaso empresarial.
Esta nueva era va a obligar a desaprender muchas cosas y a cuestionar aquello que en otros momentos nos ha llevado al éxito. Habrá que reinventarse continuamente, pasar por la universidad varias veces, eso sí, hay esencias que se deberán mantener: el respeto a las personas, el foco en el cliente, la integridad y el compromiso.