Descripción

Con 43 años de media, la población europea es 12 años mayor que la del resto del mundo. Si en 1950 uno de cada 13 europeos era mayor de 65 años, en 2035 lo será uno de cada cuatro. Estos datos suponen una amenaza para nuestra sociedad: menos gente implica una población activa más reducida y, por tanto, una capacidad de oferta y demanda más limitada.

La presión demográfica pide a gritos que empresas, ciudadanos y administraciones se comprometan a situar este asunto en la más alta prioridad, con actuaciones valientes, coherentes y creativas. Gestionar adecuadamente los cambios que se avecinan en la pirámide poblacional requiere empezar a poner el acento en las soluciones para convertir este desafío en una oportunidad. Compartimos las reflexiones que Antonio Huertas, presidente de Fundación MAPFRE hace al respecto.