Las estadísticas publicadas por el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), dependiente del Ministerio de Trabajo, para los primeros meses del año 2023 no fueron nada esperanzadoras: se habían perdido casi 400.000 empleos en el conjunto del país respecto al mismo periodo del año anterior. Esta noticia resulta negativa de por sí, pero el problema se intensifica cuando atendemos al porcentaje de empleo destruido que afectó a la población sénior: en un año experimentaron la pérdida de 100.000 puestos de trabajo, lo que supone un descenso del 21,9% del empleo sénior en todo el país. No son cifras aisladas. Se trata de una tendencia que debería preocuparnos a todos.
Los precedentes del año 2022
Los propios datos recabados por el SEPE para el año 2022 demostraron cómo la destrucción del empleo sénior está cronificándose en España: en ocho de sus doce meses se perdió empleo sénior. Solo en los meses de marzo, mayo, junio y septiembre se produjo un aumento de la contratación de profesionales maduros. Todos estos números demuestran que la realidad laboral de este segmento poblacional es muy dura en nuestro país y que los adultos mayores encuentran muchísimas dificultades a la hora de acceder al mercado laboral para continuar en activo. Y esto tiene múltiples consecuencias socioeconómicas.
Empeoramiento de la salud física y mental sénior
En Ikigai. Los secretos de Japón para una vida larga y feliz, los autores Francesc Miralles y Héctor García diseccionan las circunstancias por las cuales los japoneses tienen la mayor esperanza de vida del mundo y determinan que una de las más importantes de todas ellas es el hecho de que suelen mantenerse activos mucho más allá de la edad de jubilación. Esto demuestra que la pasividad ociosa, la retirada del mundo laboral o empresarial, la falta de objetivos y la falta de participación en proyectos, afectan tanto a la salud cognitiva como a la salud física. De ahí la importancia de revertir la situación del empleo sénior. Muchos de los profesionales maduros desean continuar trabajando.
Desaprovechamiento del talento sénior
La experiencia proporciona sabiduría y los profesionales seniors cuentan con una dilatada trayectoria a sus espaldas. En este sentido, pueden aportar a las organizaciones un plus que los profesionales jóvenes simplemente no pueden. Un plus que se traduce en una perspectiva global más rica de las tendencias, una mayor madurez emocional que permite sobrellevar mejor las situaciones de crisis y un liderazgo forjado con el paso de los años y de las décadas. A pesar de todo ello, las cifras muestran cómo los prejuicios edadistas derivan en la pérdida de empleo sénior. Una realidad que no deberíamos tolerar como sociedad. Estamos desperdiciando nuestros talentos más versados.
Crisis de la disponibilidad de mano de obra
Hay una última razón, más allá del cuidado de los profesionales seniors y del rendimiento de las compañías, que debería hacernos dedicar más y más recursos a la empleabilidad sénior: no tenemos alternativa. Como explicamos en este otro artículo de nuestro blog, “en un contexto en el que la esperanza de vida sigue creciendo y en el que, como consecuencia, la pirámide poblacional ha adoptado una forma invertida, es imposible que el mercado laboral pueda sostenerse si los mayores no aportan su fuerza de trabajo“. Es lo que la propia Organización de las Naciones Unidas llama “una de las transformaciones más significativas del siglo XXI”. Necesitamos a los seniors.
Por eso resulta tan preocupante la tendencia actual. Porque no solo no estamos avanzando en la integración de las personas maduras en los entornos profesionales, sino que incluso estamos retrocediendo por momentos. Para revertir la situación, es fundamental identificar cuáles son las barreras a la contratación sénior, y, entre todos, establecer e implementar soluciones que nos permitan progresar en este sentido. Los poderes públicos, las empresas privadas, las instituciones y la sociedad en su conjunto debe trabajar como un equipo para dar pasos en la dirección correcta. Es el momento. No debemos perder más tiempo. El cambio debe empezar ahora.