La pirámide demográfica española está experimentando una transformación respecto a su estructura histórica: la caída de la natalidad, junto a una cada vez mayor esperanza de vida, está provocando un aumento del porcentaje relativo de séniores entre la población. De hecho, y para el 2072, los pronósticos hablan de un incremento de casi siete millones del segmento poblacional de más de setenta años, así como de una reducción de un millón de personas del segmento poblacional joven. La sociedad española se vuelve más madura. De ahí la necesidad de revertir una situación nacional que, tal como muestra nuestro II Mapa de Talento Sénior y su comparativa con la realidad de otros países de la Unión Europea, es especialmente acusada en España: el desaprovechamiento de los recursos laborales contenidos en el talento sénior.
El dibujo de una realidad en datos
Este nuevo informe del Centro de Investigación Aegingnomics, perteneciente a la Fundación Mapfre, en el que se contrastan los datos de paro y emprendimiento sénior con los de Alemania, Francia, Italia, Polonia, Suecia y Portugal, muestra que España tiene una de las mayores tasas de desempleo sénior del continente, solo superada ligeramente por Polonia y Francia. Además, y como indican los expertos Alfonso Jiménez, Rafael Puyol e Iñaki Ortega en un artículo para The Conversation, “la mitad de sus parados mayores son de larga duración y, además, es el país con más paro femenino sénior”. Tampoco salimos bien parados en lo que a calidad laboral se refiere: “Junto a Portugal, España tiene el mayor número de empleos séniores de baja cualificación”. Ante este panorama urgen las medidas correctivas. Y por múltiples razones:
Aportan un conocimiento exclusivo
A diferencia de lo que suele pensarse, las personas mayores no compiten con las personas jóvenes en el mercado laboral, puesto que cuentan con unos conocimientos, unas habilidades y unas experiencias de las que no disponen los talentos jóvenes que recién arrancan sus carreras. Y, en ese sentido, la revalorización del talento sénior y su incorporación a puestos de alta capacitación suponen un enriquecimiento del tejido empresarial. La muestra está en el hecho de que los séniores españoles están entre los más activos de toda Europa en cuanto a trabaja por cuenta propia y los primeros en la lista de emprendimiento. Su talento está ahí. Sus capacidades para producir están ahí. Solo necesitan un cambio de política por parte de las organizaciones. Solo necesitan que se confíe más en ellos. Los vamos a necesitar. Porque…
…la actividad económica depende de ellos
El sistema socioeconómico es un todo interconectado en el que las diferentes piezas influyen sobre las demás. En este sentido, la mencionada transformación de la pirámide demográfica tiene consecuencias directas en el mismo: una menor disponibilidad de fuerza profesional joven, una menor recaudación impositiva por parte del Estado o una sistema de pensiones más grueso. ¿La solución? La inclusión del talento sénior. Como muestra nuestro II Mapa de Talento Sénior, España cuenta con una de las duraciones medias de la vida activa más cortas de Europa, tan solo superada por la de Italia y Polonia. De media, una persona española trabaja 7,2 años menos que una persona sueca. Garantizar unas oportunidades laborales acordes a ese talento sénior es la única manera de revertir esta situación y contar con la fuerza de los mayores.
Fortalece la salud y el bienestar emocional
Nadie viene al mundo con manual de instrucciones sobre cómo envejecer. Es un proceso individual. Un camino diferente para cada persona. Sin embargo, y como señalan desde la institución Mayores UDP, “jubilarse más tarde puede alargar la vida”. Quizá porque mantiene activo tanto el cuerpo como la mente. Quizá porque garantiza un mínimo de interacción humana que aleja la soledad. O quizá porque proporciona un sentimiento de propósito muy reconfortante para cualquier ser humano. En cualquier caso, no adelantar la edad de jubilación puede traducirse en una mejor salud y en un mayor bienestar emocional para las personas séniors. Otro motivo más para cuidar este talento en nuestro país mediante formación continua, bonificaciones fiscales, ayudas públicas e implicación de todos los agentes sociales.