¿Junior vs sénior? Mejor ambos

El progresivo envejecimiento de la población mundial nos empuja a reflexionar sobre el impacto que este fenómeno puede tener sobre la estructura de nuestro mercado laboral
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07.26.2022

El progresivo envejecimiento de la población mundial nos empuja a reflexionar sobre el impacto que este fenómeno puede tener sobre la estructura de nuestro mercado laboral. En un contexto en el que la esperanza de vida crece sin parar y las jubilaciones tardan cada vez más en llegar, facilitar la comunicación intergeneracional y la transferencia de conocimientos entre las diferentes generaciones que conviven en las oficinas es una estrategia potencialmente ganadora. ¿Por qué elegir entre jóvenes o sénior si podemos aprovecharnos de ambos?

Las empresas deben empezar a comprender que el diálogo entre generaciones es un valor añadido y necesario para el impulso del tejido social y aquellas que no sean capaces de adaptarse a esta diversidad generacional corren el riesgo de quedarse anticuadas. Porque es precisamente en la creación de redes de conexión de talento donde encontrarán la oportunidad de crecer de forma completa y equilibrada.

Teniendo en cuenta la nueva pirámide generacional, alargar la vida laboral de los sénior no sólo no perjudica a los más jóvenes, sino que tiene numerosos beneficios de los que las organizaciones se pueden aventajar.

Por qué conectar experiencia y juventud en los entornos laborales

En primera instancia, cabe destacar que los cambios demográficos nos advierten de que no contamos con los suficientes jóvenes activos para sustentar el relevo generacional, por lo que permitir que más sénior sigan trabajando es una garantía para la economía del estado de bienestar.

Hablando más estrictamente de las relaciones multigeneracionales, que son las que apoyan la convivencia entre compañeros de distintas edades, existen evidencias de que crear una cultura corporativa en la que se fomentan los entornos de trabajo inclusivos y donde se valora, sin prejuicios, lo que cada generación aporta, aumenta las oportunidades de empleo entre los más jóvenes. Los sénior están más comprometidos con sus empresas, interiorizan sus funciones y son unos grandes transmisores de conocimiento. Desaprovechar este talento nos perjudica a todos, pero especialmente a los más jóvenes, para los que su experiencia puede ser el mejor de los referentes.

La conexión intergeneracional conlleva la transferencia de saberes: los sénior trasladan sus competencias profesionales, adquiridas durante años, a los empleados más junior, que convierten a los primeros en figuras clave para su formación. Y esta formación, reflejada en forma de creación de talento entre los más jóvenes, es una herramienta muy potente para el futuro desarrollo de las organizaciones.

Además, sabemos que las empresas más innovadoras, en las que se fomentan los espacios colaborativos y que consiguen hacer convivir trabajadores con trayectorias diferentes, son las más exitosas. En ellas se aúnan varias perspectivas y visiones distintas ante los problemas, una más fresca y vinculada a las nuevas tecnologías y otra basada en las experiencias y el conocimiento profundo de las dinámicas del trabajo y de los mercados, que ayudan a generar soluciones más eficaces.

Por todo esto, urge la necesidad de impulsar medidas de inclusión justas que apoyen las buenas prácticas en la gestión del talento sénior y fomenten la eliminación de prejuicios entre las diferentes generaciones. Mientras, desde el Centro de Investigación Ageingnomics de Fundación MAPFRE, seguimos luchando por acabar con las etiquetas que clasifican a las personas por su edad y no por su talento.