España solía tener una tasa de natalidad mucho mayor que la actual. La población crecía paulatinamente y el segmento de población joven era lo suficientemente amplio como para constituir la base del tejido laboral y económico. No obstante, el envejecimiento de la población es una de las grandes tendencias del mundo que nos ha tocado vivir, tal y como refleja nuestro Ranking de territorios por la economía sénior. Hoy viven casi 16 millones de personas mayores de 55 años en nuestro país, de las cuales casi 2,5 millones se encuentran en Cataluña, lo que está desembocando en un crecimiento imparable de la economía dirigida a adultos mayores de 55 años en la comunidad.
Un crecimiento del 29% en el sector silver
En concreto, y como muestra un nuevo estudio de la agencia para la competitividad de la empresa de la Conselleria de Empresa y Trabajo de la Generalitat, Acció, “la economía dirigida a mayores de 55 años crece un 29% en Cataluña desde antes de la pandemia“, elevando la facturación global de las empresas dedicadas al sector hasta los 9.700 millones de euros anuales. No es una cifra menor: representa el 4% del Producto Interior Bruto de la segunda comunidad autónoma con más PIB de toda España, solo ligeramente por detrás de la Comunidad de Madrid. Además esta actividad mercantil enfocada en los adultos mayores representa más del 50% de las ventas totales para al menos el 56% de las 700 compañías que la practican. Muchas sobreviven básicamente gracias al consumidor sénior.
Y esta realidad no termina aquí. Las previsiones de los especialistas sugieren que la pirámide poblacional seguirá invirtiéndose en España en el futuro, representando en 2030 la población sénior el 30% de la población total. El fenómeno que está teniendo lugar en Cataluña, con este boom de las actividades empresariales especializadas en productos y servicios dirigidos a las personas mayores de 55 años, está ocurriendo en otros muchos lugares del país, tal como analizamos desde Ageingnomics en este artículo, y se acentuará en los próximos años y décadas. Y los productos y servicios también están evolucionando: parte de estas actividades son servicios asistenciales y de salud, pero también, y cada vez más, nuevas tecnologías para el ámbito silver. Es un terreno mercantil aún por explotar.
El empleo: la otra cara de la moneda
Es evidente que las empresas tienen cada vez más en cuenta al segmento poblacional silver. Y es lógico: cada vez más personas lo integran y la fuerza consumidora que alberga es enorme. Lo razonable es que surjan nuevos productos y servicios orientados a ellas. No obstante este es el primer paso de un proceso social mucho más significativo: la revalorización de la población silver como ciudadanos, a menudo olvidada bajo estereotipos de edad sin ninguna justificación científica o moral. Los seniors no son menos capaces. No tienen menos ambición. Y desde luego no tienen menos interés que las generaciones jóvenes en alcanzar el bienestar y la felicidad. Por eso la revalorización de las personas de más de 55 años como consumidoras debe ir de la mano de su revalorización como productoras.
Sobre todo porque el talento silver tiene muchísimo valor único que aportar a la sociedad. Y algunas compañías, especialmente aquellas que se dedican a la actividad silver, ya lo van comprendiendo: el estudio de Acció refleja que estas empresas asentadas en Cataluña dan trabajo a más de 51.000 personas del ámbito silver, lo que representa hasta el 45% del total de sus plantillas. Después de todo, ¿quién puede ver y comprender las necesidades del consumidor silver mejor que un trabajador silver? Son personas que contemplan la realidad de la persona adulta mayor sin prejuicios ridículos: tal cual es en realidad. La sociedad envejece. La sociedad cambia. Y es imperativo que las generaciones más mayores formen parte activa de ella de todas las maneras posibles. Por ellas y por todos.