El físico y matemático William Thomson ha pasado a la historia como unos de los científicos británicos más importantes. Ejerció en la Universidad de Glasgow durante más de cincuenta años y está enterrado con el nombre de Lord Kelvin, junto a Isaac Newton en la Abadía de Westminster. Pero no solo han llegado hasta nuestros días sus descubrimientos sobre la termodinámica sino una frase que repetía a sus discípulos desde el estrado: “lo que no se define no se puede medir; lo que no se mide, no se puede mejorar; lo que no se mejora, se degrada siempre”.
Este mes de mayo el Banco de España en su memoria anual incluyó el envejecimiento poblacional, como uno de los mayores desafíos a los que se enfrentan las economías desarrolladas y, de manera singular, la economía española. “La extraordinaria envergadura de este reto viene determinada por las numerosas implicaciones que estos cambios tienen en términos de la capacidad de crecimiento de la economía, del mercado laboral y de la política fiscal, entre otras dimensiones”. Pero la buena noticia es que por primera vez el supervisor bancario -en boca de su gobernador Pablo Hernández de Cos- menciona las oportunidades que el reto demográfico ofrece para el desarrollo de algunos sectores en el medio plazo, entre los que cabe destacar los sectores de la salud, el ocio, el turismo, el inmobiliario y el financiero. “España cuenta con una situación de partida privilegiada para competir en la provisión de servicios destinados a la población en tramos de edad avanzados —lo que se ha denominado silver economy-, tanto por nuestras especiales condiciones geográficas y culturales como por el patrón de especialización sectorial que hemos desarrollado en los últimos años. Aprovechar las nuevas oportunidades que se nos plantean exigirá ser ágiles – y perseguir continuas mejoras de calidad y eficiencia en la provisión de los bienes y servicios que una sociedad más envejecida demanda”.
Siguiendo a Lord Kelvin, España ha conseguido definir la economía de las canas, pero ahora toca para mejorar, medir esta nueva realidad. Por esa razón el Centro de Investigación Ageingnomics de Fundación MAPFRE encargó en 2020 a un grupo de investigadores del Instituto de Investigación Tecnológica de la Universidad Pontificia de Comillas una metodología técnica para la elaboración de un indicador sobre el progreso de la Economía Plateada.
Para los profesores Aracil y Roch “la cuarta revolución industrial que estamos viviendo se sustenta, en otros pilares, en los datos y la necesidad de medir. Tan es así, que los datos se han equiparado al ‘petróleo’ del S. XXI, debido a su relevancia en la toma de decisiones y en la construcción de la agenda política, social y organizacional”. Los docentes de ICADE sostienen que el principio psicológico de Heisenberg hace que el acto de medir puede influir en el sistema que se mide. Es decir, si una sociedad mide el avance hacia una economía plateada, se centrará cada vez más en la economía plateada y sus impulsores. Los beneficios pueden incluir cambios de política e iniciativas organizativas que afecten positivamente a la sociedad en todos los niveles. Por tanto, es imperativo proporcionar una metodología rigurosa para medir el progreso en la economía plateada y el éxito de una nación en satisfacer las necesidades económicas y sociales de sus ciudadanos en un contexto de envejecimiento de la población.
Iñaki Ortega Cachón
Doctor en economía y profesor de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR).