En una sociedad tan vertiginosa como esta, en la que apenas dedicamos tiempo a conocer de verdad a quien se encuentra a nuestro lado, tendemos a guiar nuestras percepciones por estereotipos. Al fin y al cabo, estos no requieren esfuerzo: ya están ahí, listos para ser utilizados. Es precisamente esto lo que ocurre con los adultos mayores y sus hábitos de consumo, pues en lugar de observar y aprender, se suele caer en el discurso erróneo de que la mayor parte de su dinero va a parar a productos farmacéuticos, cuotas de seguros y regalos para terceros. Pero nada más lejos de la realidad: los séniors tienen muchas inquietudes y ganas de vivir bien. Y eso se refleja en su estilo de gasto.
Productos y servicios de autocuidado
Contrariamente a lo que suele pensarse, los séniors no se desentienden ni de su salud ni de su estética una vez cumplidos los 55 años. Es más: se produce el efecto opuesto. En concreto, y como reflejaba nuestro II Barómetro del Consumidor Sénior, el 77% de quienes tienen dicha edad o superior cuida mucho su alimentación, prescindiendo de los productos ultraprocesados y restringiendo el consumo de sal, de azúcar y de grasas saturadas. Además, se trata de un segmento de la población muy interesado en la actividad física, especialmente en prácticas como la natación o el yoga, muy poco lesivas y con muchos beneficios. También encuentran cada vez más atractivos los cosméticos.
Tecnologías digitales
Los séniors consumen una gran cantidad de aparatos electrónicos y digitales, entre los cuales destacan las tablets, los smartphones y los ordenadores. Quieren estar conectados al mundo y a las personas que aman. Esto derriba dos prejuicios. Por un lado, que los adultos mayores tienen problemas para aprender y lidiar con las nuevas tecnologías. Es completamente falso. Por otro lado, que directamente no tienen interés en ellas. En realidad, se trata de una generación que está abrazando la red con mucho entusiasmo, pues les proporciona autonomía en la adquisición de bienes, socialización para combatir la soledad y mucho entretenimiento.
Libros, cómics y prensa
El 64,8% de los españoles leen libros en su tiempo libre, un porcentaje que se eleva hasta el 66,2% cuando se tienen en cuenta a los lectores exclusivos de cómic. No obstante, los lectores frecuentes, quienes leen al menos un día a la semana, se sitúan en el 52%, siempre según datos del Ministerio de Cultura y Deporte. Y el perfil que encaja en este subgrupo está muy claro: mujer, de área urbana y de más de 55 años. Es el prototipo del lector en nuestro país. Algo que encaja con las cifras de consumo: los séniors acostumbran a comprar más libros, más prensa y más revistas para mantenerse informados y disfrutar de la lectura. Están ávidos de nuevas historias.
Viajes alrededor del mundo
Otro de esos prejuicios que no se suelen decir pero que permanecen como subtexto en nuestra sociedad: que el impulso aventurero que lleva a desplazarse hasta otros países para conocer nuevas culturas reside principalmente en los jóvenes. Primero, porque viajar es una práctica a la que los seres humanos de todas las edades y de todas las civilizaciones han solido entregarse. Segundo, porque así lo muestra la estadística: cerca del 40% de los mayores de 55 años entienden el turismo como una parte fundamental de su vida. Además, tienen de media un 12% más de poder adquisitivo y mucho más tiempo libre cuando deciden abandonar sus carreras laborales.
Todos estos datos sirven para modificar progresivamente la percepción que se tiene de los intereses de los séniors, pero también para que las empresas conozcan los hábitos de consumo de esta generación y comiencen a centrarse en ellos. Algo que ya está ocurriendo. Al fin y al cabo, como hemos apuntado anteriormente, cuentan con mayor poder adquisitivo que los jóvenes, con más tiempo libre generalmente y con unas preferencias más claras. De hecho, lo sorprendente es que las marcas no hayan centrado sus esfuerzos antes en este segmento poblacional. Y es que no solo son parte esencial del consumo actual, sino que serán totalmente imprescindibles en el consumo del futuro.