Seniors: un apoyo económico fundamental para familiares y amigos

Analizamos la creciente contribución de los seniors al bienestar económico de sus familias y amigos.
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09.17.2023

Los datos del informe 65 y más, del centro estadístico Comscore, muestran cómo los seniors representan el segmento poblacional con la renta media más alta del país, tal y como contamos hace unas semanas en este mismo blog. Escalas profesionales más elevadas que suelen dar acceso a salarios más altos, réditos económicos de inversiones y unas menores cargas financieras son algunas de las circunstancias que se esconden tras esta realidad. No obstante, y según refleja nuestro III Barómetro del Consumidor Sénior, la economía sénior ayuda también a superar muchos obstáculos. En concreto, suponen uno de los principales apoyos financieros para familiares y amigos con fragilidad económica.  

El alcance del apoyo económico sénior 

Las cifras son claras: nuestras investigaciones demuestran que cuatro de cada diez adultos mayores contribuye económicamente para que sus familiares o sus amigos puedan subsistir. De hecho, hasta el 13% de los seniors encuestados reconocieron ahorrar movidos principalmente por el interés en poder echar una mano a sus seres queridos. Para un 17% era su segunda prioridad, para un 16% su tercera, para un 15% su cuarta y para un 11% su quinta, lo que demuestra que para tres de cuatro adultos mayores la voluntad de apoyar financieramente a la familia y a los amigos está presente en menor o mayor medida. Saben que son cruciales para la vida de estas personas. 

Y cada vez más. En 2021, durante la pandemia, el porcentaje de seniors que materializaba ese deseo de apoyo era del 43%. En 2022, tan solo un año después, el porcentaje ascendió veinte puntos hasta situarse en el 63%. Desempeñan un rol cada vez más importante. En cuanto a las franjas de edad concreta, y siempre según nuestro III Barómetro del Consumidor Sénior, son los seniors con edades comprendidas entre los 66 y 70 años los que más ayudan, seguidos de aquellos con edades de entre 61 y 65 años, de quienes tienen más de 71 años y finalmente de quienes tienen entre 55 y 60 años. En cualquier caso, todos los grupos seniors apoyan en más de un 55%. Aunque hay matices. 

Un apoyo más generalizado pero menos vital 

Lo curioso, sin embargo, es que se ha reducido el porcentaje de seniors que ayudan a familiares o amigos que consideran que esa ayudas que dan sean vitales para quienes la reciben. En 2021 era el 12%. En 2022 del 8%. Esto podría deberse a una cuestión de percepción, aunque también a una realidad que merece un análisis más profundo: quizás los seniors han extendido la naturaleza de su ayuda y ya no se limiten a garantizar la subsistencia de sus seres queridos, sino también una mayor calidad de vida para estos. En ese sentido, se trataría de un aumento del impacto de los adultos mayores en el resto de la sociedad y en el sistema del bienestar. Están lejísimos de ocupar roles secundarios. 

Además, la mitad de la población sénior considera que deberán seguir ayudando en el futuro, lo que demuestra que no albergan mucha confianza en la mejora del sistema socioeconómico y en el incremento autónomo de la calidad de vida de sus familiares y amigos. Aún así, hay una luz de esperanza: si bien el 20% cree que deberán ayudar incluso con más dinero, el 29% cree que podrán reducir esa partida. Por otro lado, y en la línea de la motivación altruista sénior, hasta el 35% de los mayores está muy de acuerdo o de acuerdo con la afirmación de que es más importante para ellos dejar una vivienda a sus hijos que mejorar su calidad de vida durante la etapa de envejecimiento. 

La necesidad de una transformación socioeconómica 

Todo el mundo tiene derecho a una vida digna. En este sentido, las personas menores de 55 años deberían poder disponer de los recursos suficientes para ser totalmente independientes. La inflación, unos salarios que no aumentan en paralelo a esta, y las dificultades de acceso a los puestos de trabajo en determinados sectores dificultan esta autonomía financiera. Es indispensable trabajar para solucionarlo. Pero no solo por ellos: también por los seniors que, en sus últimas décadas, esas en las que más tiempo libre y motivación poseen, deben restringir sus posibilidades para poder apoyar a otros. Merecen una vida rica en comodidades y experiencias. Merecen dedicarse a ellos mismos.