Desde el Centro de Investigación Ageingnomics, de Fundación MAPFRE, no nos cansamos de destacar el potencial de la generación sénior en la creación de valor y en el desarrollo económico y social de cualquier país. Una población experimentada, con un talento inmenso, que, actualmente, no solo vive más años sino que lo hace con una calidad de vida excepcional, lo que les permite seguir aportando valor a nuestra sociedad mucho más allá de su jubilación. Pero, ¿y ellos? ¿Sienten que se valora su experiencia? ¿Piensan en jubilarse? ¿Qué consideran realmente importante en sus entornos de trabajo?
El II Barómetro del Consumidor Sénior , publicado en octubre de 2021 (por primera vez en colaboración con Google), refleja los hábitos de consumo de los protagonistas de la economía plateada. El estudio nos ha revelado un dato algo desalentador: casi la totalidad (un 87%) de los trabajadores que superan los 55 años de edad no se sienten valorados por el mercado laboral, y tan sólo un 13% afirma lo contrario.
El mayor descontento proviene de los empleados por cuenta ajena, entre los que solo el 15% piensa que el mercado laboral aprecia su trayectoria profesional. Ese dato no varía mucho en los trabajadores por cuenta propia, pues solo el 20% de los autónomos sénior siente que sus conocimientos y habilidades sean objeto de suficiente estima. Esto nos da una pista de la urgente necesidad de tomar medidas para el impulso del talento sénior, y encontrar la fórmula que nos permita no seguir desaprovechando la valía de una generación que ya conforma el futuro de la estabilidad laboral.
Los sénior prefieren los entornos colaborativos
Otra de las conclusiones destacables de esta investigación nos dice que los trabajadores sénior prefieren trabajar en entornos colaborativos, en los que poder sentirse parte de un equipo y conectar su vida laboral con su visión sobre el mundo. Más de la mitad (el 53%) considera que su fuente de ingresos tiene que estar conectada con sus valores, un dato que aumenta a medida que lo hace el nivel de estudios de los encuestados. Además, se inclinan por crecer laboralmente en comunidades abiertas, diferentes, que fomenten la formación continua así como el sentimiento de pertenencia, la remuneración por horas y la flexibilidad, para poder crear su propia imagen sin importar la empresa en la que operen.
En contraposición, son algunos menos los que prefieren lo contrario, es decir, trabajar de forma independiente, promocionar en la misma empresa, la remuneración por objetivos o progresar en una compañía de reconocido prestigio independientemente de su filosofía empresarial.
Planear la jubilación después los 40 años
En cuanto a la jubilación, se confirma que todavía queda un camino por recorrer por parte de las empresas, en la implantación de medidas para la buena gestión del talento sénior y la falta de previsión para las jubilaciones.
Menos de dos de cada diez trabajadores (un 15%) empieza a planear su jubilación antes de los 40 años y un 44% lo hace después de los 55 años, ya con un margen muy pequeño de actuación para prepararse ante el cambio de vida al que se enfrentan, sobre todo por la variación en los hábitos o la economía. Es cierto, no obstante, que en su mayoría están satisfechos con su edad de jubilación a pesar de no haberla planificado con antelación y un 58% considera que se ha jubilado o piensa que se jubilará en el momento adecuado.
La longevidad está aumentando de manera exponencial, los sénior cuentan cada vez con mejor salud y la edad empieza a ser un mero dato informativo que poco tiene que ver con la capacidad de los trabajadores. Pero que, a pesar de esto, sigamos pensando que la edad de jubilación es la correcta y que los más mayores no se sientan valorados por las empresas, son solo algunas pistas de la importancia que tiene tomar consciencia. Tener una vida activa es clave para sentirnos empoderados, felices y estar saludables: la edad es tan solo un valor añadido más para hacer todo lo que queramos.